2022-12-05
El alcalde que no creyó en Popayán
Cuando Juan Carlos López asumió como alcalde, después de un gobierno polémico, tenía todo para reconciliar a gobernados con gobernantes y con el eslogan de “Yo creo en Popayán” invitaba esperanzadoramente a que por fin se iban a privilegiar los intereses de la ciudadanía pero la realidad fue otra. Me explico en 5 puntos:
1) La actualización catastral de
Popayán era necesaria, estoy de acuerdo, pero de haber creído en Popayán y sus
gentes, habría convertido al municipio en “Gestor Catastral”, lo cual le habría
dado la oportunidad de contratar geógrafos, sociólogos e ingenieros de la
región e independizarnos de la paquidermia del Agustín Codazzi. Además, desde
la planeación y la hacienda habría sido una gran herramienta pues casi que en
tiempo real cada proyecto que se hiciese en la ciudad sería levantado catastralmente
de manera inmediata.
Pero más grave es que cualquier
variación, y que las hay muchas, entre las áreas reportadas por el informe del
IGAC y las del Certificado de Tradición deben ser aclaradas por el ciudadano,
es decir la carga de la prueba se la trasladaron a la persona lo cual puede
detener en el futuro todo el mercado inmobiliario y fomentar la ilegalidad.
2) Es sabido que en la medida que las
condiciones ambientales y orográficas lo permitan, las ciudades deben ser
redondas y compactas. Popayán pudiéndolo ser, sucede lo contrario, una ciudad
dividida en dos, que en vez de utilizar la Variante como una frontera física
para desarrollarse hacia adentro, los alcaldes con artimañas jurídicas e
irrespetando el POT han ido cambiando el uso de suelos volviendo tierra rural
en urbana sin ninguna justificación técnica y lo que ahora hay, son unos apéndices
a la derecha de la Variante en sentido norte-sur que no responden a una
planeación sino más bien a motivos que desconocemos los ciudadanos pues todos
tenemos claro que tierra hay y está entre la Variante y el Río Cauca.
Visualizo el tema con un ejemplo actual:
Las tierras que van hacia los cementerios las están volviendo urbanas sin
ninguna consideración ambiental ni de infraestructura existente. No tengo duda
que en poco tiempo padeceremos un monumental trancón para enterrar nuestros
muertos y los residentes para salir; y fuentes de agua como por ejemplo Río
Blanco convertida en otra cloaca tal como sucedió con los riachuelos paralelos
a la vía al Bosque después de su desarrollo desordenado. Se repite la historia.
3) No se ve una estrategia para
mejorar la movilidad, semáforos abandonados y guardas más preocupados en
sancionar que en ordenar el tránsito.
Ahora bien, exceptuando las del Sistema
Estratégico de Transporte (SETP), no se han anunciado grandes obras para
mejorar el flujo excepto la dispuesta por ley de la República denominada “Avenida
de los Próceres” la cual unirá la Variante con la Autopista. Su trazo inicial
era unir el sector de Montemayor con la entrada a la Hacienda Belalcazar para después
conectarla con la Sexta por el Gabriela Mistral, quedando conectadas Variante -
Autopista - Carrera Sexta y evitar así el trancón de la Piedra Norte. Inexplicablemente
trasladaron su trazado y ahora saldrá más abajo, por las canchas cercanas a
Torremolinos, es decir desembocará en otro trancón y sin conexión con la Sexta.
¡Increíble pero cierto ¡
Para rematar después de tantos años de
espera, la doble calzada a Santander de Quilichao, anunciada en 2.011 inició obras,
pero no hubo ningún liderazgo ni de gobernadores ni alcaldes durante este lapso,
para que el proyecto iniciara en la variante sur y no en el norte. Mientras que
aparece ese liderazgo, tendremos que acostumbrarnos a las muertes semanales a
lo largo de la Variante.
4) Pese a Popayán estar llena de
atractivos turísticos jamás será “destino turístico” si se continúa tratando
así el Centro Histórico que es el ancla. Desafortunadamente aún no hay un norte
respecto a los vendedores ambulantes, al futuro del Centro Comercial Anarkos, al
parqueo, la movilidad y la seguridad.
5) El alumbrado y los servicios derivados
que se pueden prestar implementando nuevas tecnologías son de la mayor importancia
para la sostenibilidad de una ciudad pues se crean infinidad de herramientas
para mejorar el ordenamiento económico y ambiental.
Hace 8 años varios ciudadanos
estuvimos oponiéndonos a la prórroga del contrato de alumbrado y después de
demostrarle al alcalde de aquel entonces las bondades que tenía prestarlo
directamente no hizo caso y prefirió prorrogarlo. El actual alcalde valiéndose
de argumentos pesimistas similares a los de entonces o de cuando nos quitaron
Cedelca, nos empeñó por 30 años creando una empresa donde imperará una visión
utilitarista y no de ciudad. Y aún más triste es que para ese cometido tuvo la
aquiescencia unánime del Concejo Municipal.
Lo que se hizo es peor que la entrega del
servicio de aseo a particulares, casi equiparable a lo de Cedelca y su trato
hacia la ciudadanía fue creernos una sociedad vergonzante con mentalidad
apocada. Mucho le faltó creer en el talento local, en darnos un mensaje de
optimismo de que “si podemos” y el haberlo hecho con conocimiento de causa, es por
lo menos, reprochable.
Finalmente, “Creer en Popayán” no es
tomarse fotos como si fuera presidente de un club cívico, es generar confianza
haciendo obras tangibles e intangibles de trascendencia. Ojalá lo haga en éste
año que le queda.