2022-01-19
El cinismo de los políticos profesionales.
Quienes hemos hecho política y hemos
aspirado a algún cargo de elección popular sabemos el costo económico y
emocional que ese cometido acarrea, intenta uno convencer con la palabra a los
ciudadanos y con algunos recursos económicos trata que el mensaje que se
propone llegue a la mayor cantidad de personas posible.
Anhela uno que los demás contendientes
hagan lo mismo y que sea cada persona en su interior quien decida por cual se
decanta, siempre bajo la premisa del juego limpio.
Metido ya en el proceso ve uno como el
juego sucio empieza operar en algunas campañas, unos ofreciendo puestos, otros
materiales de construcción, otros con costosísimas campañas publicitarias,
otros poniendo al servicio de sus campañas entidades públicas a través de los
servicios que presta o a través de los miles de personas que dependen de un
contrato y en algunos casos todas las anteriores. Invierten cientos de millones
de pesos que no se sabe de dónde salen ni de cómo lo van a recuperar, pues lo
invertido supera varias veces la reposición de votos. Es la danza de los
millones. Es la trampa, es el acortar camino, es el juego del vivo bobo, por
eso, y no en vano, ya pocos creen en la política.
Las campañas actuales no son la
excepción, lo hemos visto en el despliegue publicitario, en los ofrecimientos
de materiales en zonas vulnerables y en cooptar entidades para ponerlas a su
servicio.
Sobre esto último, en días pasados los
caucanos nos enteramos de como el Gerente de Emcaservicios en actitud servil invitaba
a sus funcionarios y contratistas a que apoyaran la “fórmula ganadora” de
Temistocles Ortega y Oscar Campo del partido Cambio Radical como un gesto de
gratitud por haberles dado trabajo en dicha empresa. Es decir, lo mismo de
siempre, poner las entidades del Estado a la orden de una organización
electorera.
Oí todos los audios publicados y llama
la atención el discurso fracturador, resentido y revanchista de los candidatos
Oscar Campo y Temístocles Ortega, básicamente sustentándolo al afirmar que tres
familias gobernaron el Cauca por 100 años y que ellos son los que luchan contra
ellas.
¿Hasta cuándo ese discurso sin ninguna
responsabilidad sobre su liderazgo y el efecto de lo que dicen? ¿A qué familias
se refiere? De los cien años que afirma Campo, Temistocles lleva 30 años en el
poder y sin duda han sido los peores de la historia caucana. Ahora bien, ¿Qué
han hecho ellos mejor que los de antes?, sin olvidar que ambos son hechura de
viejos clanes politiqueros.
Será la historia quién juzgará los
gobernantes que sumisamente permitieron que el Cauca fuera un botín de guerra y
que nunca, por no incomodar, tuvieron el valor de denunciar el resquebrajamiento
social y moral que pasó en el Cauca entre 2011 y 2020.
Será también la historia quien juzgará
que un grupo político gobernó el Cauca en su época más boyante pero
contradictoriamente fue dónde más se fracturó, se manoseo el poder público y se
bajaron todos los indicadores sociales respecto a departamentos vecinos.
Y finalmente, será la historia quien juzgará
a todas las personalidades y partidos políticos que ayudaron a subir la forma
más perversa de hacer política: la cimentada en el dinero y la trampa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario